hasta cuándo?
Después de un largo y lutoso silencio, que me ha llevado a observar las atrocidades cometidas impunemente por el estado de Israel -obviamente respaladadas por EE.UU y sus potencias lacayas que suministran armas de alta tecnología- sobre la población de El Líbano.
En estos últimos meses han pasado una serie de acontecimientos tanto en Chilito (Chile) en particular, como en el mundo en general -aún no me gusta esa palabra- que van desde movilizaciones por el derecho a la educación, la participación de los estudiantes en los procesos educativos, movilizaciones contra el alza de los costos de la vida -en especial los combustibles en Chile-, el cabezazo de Zidane al racista de Materazzi en la final de la copa del mundo, y un largo etcétera que sería extenso detallar.
Lo más importante de destacar -además del excelso cabezazo, por cierto- es que los sujetos están saliendo a las calles a manifestar su descontento con las políticas de los gobiernos -no importando de que tendencia política sean- que períodicamente pauperizan más la vida de los ciudadanos comunes y corrientes. Sabemos que tras la política de los gobiernos existe un sistema económico caníbal que se beneficia de las crisis -la forma de existir del capitalsimo es transformándose a través de ellas- y ante tal situación las migajas que pueden ofrecer los gobiernos de "izquierda" son a lo más medidas paliativas que de ninguna forma serán estructurales, pero eso es materia de otra discusión.
Pasando a lo central de este artículo -no es el cabezazo-, y siguiendo abiertamente con mi tendencia antisionista, es que me quiero referir al ataque que cobardemente está llevando a cabo Israel sobre el sur de El líbano. Porque así, otra vez más podemos observar la prepotencia del gobierno de Israel que afecta directamente a la población civil de El Líbano, bombardeando a diario ciudades en donde viven mujeres, niños, ancianos como en las mayoría de las ciudades del mundo.
Este conflicto creado unilateralmente por Israel, que se arrastra ya por poco más de un mes -aunque se matenga una tregua de un par de días-, registra la triste cifra de mil muertos -de los que menos de 100, sí sólo 100 eran hombres de "armas"-, y cerca de 4 mil heridos. Según fuentes de Al Arabiya, a lo menos 300 de los muertos son niños menores de 12 años, de esos que no podemos ver por la cadena CNN. Pero si podemos ver a los niños israelíes escribiendo mensajes sobre los cohetes que caen sobre Beirut, y otras ciudades del sur de El Líbano.
Como consecuencia, están las muertes de los civiles INOCENTES, el desplazamiento de cerca de un millón de residentes libaneses, la destrucción de barrios enteros, aeropuertos, carreteras, centrales energéticas, en fin, cuantiosos daños materiales en un país que no se destaca por una sólida economía, cuya principal fuente de ingreso es el turismo en las costas del Mediterráneo.
Galeano se pregunta: ¿hasta cuándo? "Iraq, Afganistán, Palestina, Líbano… ¿Hasta cuándo se podrá seguir exterminando países impunemente? ¿Hasta cuándo seguirán los palestinos y otros árabes pagando crímenes que no cometieron? ¿Hasta cuándo las Naciones Unidas seguirán actuando como si fueran otro nombre de los EE.UU.? ¿Hasta cuándo seguirá valiendo diez veces más la vida de cada israelí? ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que este mundo enamorado de la muerte es nuestro único mundo posible? Hezbollá no esxistía cuando Israel arrasó el Líbano en sus invasiones anteriores ¿Hasta cuándo nos seguiremos creyendo el cuento del agresor agredido, que practica el terrorismo porque tiene derecho a defenderse del terrorismo?"
Ya que no puedo tomarme la palabra para dar mi opinión en la ONU, menos en la Casa Blanca. Yo por mi parte -y acordándome del glorioso cabezazo- me pongo mi polera antisionista y antiimperialista y me sumo a la protesta internacional, concretamente a través de una campaña que ha llamado a la población que apoya la causa palestina, árabe y que está en contra del imperialismo sionista -producto de una ataque ezquizofrénico con olor a divinidad- y por supuesto yanqui, dicha campaña se basa en la realización de un boicot a los productos hechos en Israel, o que en alguna parte de su proceso de producción pasan por dicho país ocupante, que se pueden identificar a través de su código de barras, este terrorífico código comienza con el número 729.
Si ves un producto con este código no lo compres!!! y así no estarás apoyando a los que "auspicían" a la economía de Israel, que después se redistribuyen en armas. La lista de productos es larga, no es menor el hecho de que se dejen de consumir masivamente esos productos. Por lo menos intentémoslo, nada perdemos en ello.
En estos últimos meses han pasado una serie de acontecimientos tanto en Chilito (Chile) en particular, como en el mundo en general -aún no me gusta esa palabra- que van desde movilizaciones por el derecho a la educación, la participación de los estudiantes en los procesos educativos, movilizaciones contra el alza de los costos de la vida -en especial los combustibles en Chile-, el cabezazo de Zidane al racista de Materazzi en la final de la copa del mundo, y un largo etcétera que sería extenso detallar.
Lo más importante de destacar -además del excelso cabezazo, por cierto- es que los sujetos están saliendo a las calles a manifestar su descontento con las políticas de los gobiernos -no importando de que tendencia política sean- que períodicamente pauperizan más la vida de los ciudadanos comunes y corrientes. Sabemos que tras la política de los gobiernos existe un sistema económico caníbal que se beneficia de las crisis -la forma de existir del capitalsimo es transformándose a través de ellas- y ante tal situación las migajas que pueden ofrecer los gobiernos de "izquierda" son a lo más medidas paliativas que de ninguna forma serán estructurales, pero eso es materia de otra discusión.
Pasando a lo central de este artículo -no es el cabezazo-, y siguiendo abiertamente con mi tendencia antisionista, es que me quiero referir al ataque que cobardemente está llevando a cabo Israel sobre el sur de El líbano. Porque así, otra vez más podemos observar la prepotencia del gobierno de Israel que afecta directamente a la población civil de El Líbano, bombardeando a diario ciudades en donde viven mujeres, niños, ancianos como en las mayoría de las ciudades del mundo.
Este conflicto creado unilateralmente por Israel, que se arrastra ya por poco más de un mes -aunque se matenga una tregua de un par de días-, registra la triste cifra de mil muertos -de los que menos de 100, sí sólo 100 eran hombres de "armas"-, y cerca de 4 mil heridos. Según fuentes de Al Arabiya, a lo menos 300 de los muertos son niños menores de 12 años, de esos que no podemos ver por la cadena CNN. Pero si podemos ver a los niños israelíes escribiendo mensajes sobre los cohetes que caen sobre Beirut, y otras ciudades del sur de El Líbano.
Como consecuencia, están las muertes de los civiles INOCENTES, el desplazamiento de cerca de un millón de residentes libaneses, la destrucción de barrios enteros, aeropuertos, carreteras, centrales energéticas, en fin, cuantiosos daños materiales en un país que no se destaca por una sólida economía, cuya principal fuente de ingreso es el turismo en las costas del Mediterráneo.
Galeano se pregunta: ¿hasta cuándo? "Iraq, Afganistán, Palestina, Líbano… ¿Hasta cuándo se podrá seguir exterminando países impunemente? ¿Hasta cuándo seguirán los palestinos y otros árabes pagando crímenes que no cometieron? ¿Hasta cuándo las Naciones Unidas seguirán actuando como si fueran otro nombre de los EE.UU.? ¿Hasta cuándo seguirá valiendo diez veces más la vida de cada israelí? ¿Hasta cuándo seguiremos aceptando que este mundo enamorado de la muerte es nuestro único mundo posible? Hezbollá no esxistía cuando Israel arrasó el Líbano en sus invasiones anteriores ¿Hasta cuándo nos seguiremos creyendo el cuento del agresor agredido, que practica el terrorismo porque tiene derecho a defenderse del terrorismo?"
Ya que no puedo tomarme la palabra para dar mi opinión en la ONU, menos en la Casa Blanca. Yo por mi parte -y acordándome del glorioso cabezazo- me pongo mi polera antisionista y antiimperialista y me sumo a la protesta internacional, concretamente a través de una campaña que ha llamado a la población que apoya la causa palestina, árabe y que está en contra del imperialismo sionista -producto de una ataque ezquizofrénico con olor a divinidad- y por supuesto yanqui, dicha campaña se basa en la realización de un boicot a los productos hechos en Israel, o que en alguna parte de su proceso de producción pasan por dicho país ocupante, que se pueden identificar a través de su código de barras, este terrorífico código comienza con el número 729.
Si ves un producto con este código no lo compres!!! y así no estarás apoyando a los que "auspicían" a la economía de Israel, que después se redistribuyen en armas. La lista de productos es larga, no es menor el hecho de que se dejen de consumir masivamente esos productos. Por lo menos intentémoslo, nada perdemos en ello.
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